Creemos que las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamentos son la Palabra inspirada de Dios, la autoridad final para enseñar, reprender, corregir e instruir en justicia.

 

Creemos en un Dios, existiendo eternamente en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

 

Creemos en la deidad de nuestro Señor Jesucristo, plenamente hombre y plenamente Dios, Hijo unigénito del Padre. Fue concebido por el Espíritu Santo, nació de la Virgen María, y vivió una vida sin pecado. Padeció bajo Poncio Pilato, fue crucificado, sepultado y resucitó físicamente de entre los muertos. Ascendió a la diestra del Padre y de nuevo vendrá con poder y gloria.

 

Creemos que sólo la fe en Jesucristo como Salvador y Señor nos libera del dominio del pecado y sus consecuencias de la muerte y de la condenación eterna. Asumió la pena de muerte para sí mismo, y así poder vivir con él por toda la eternidad.

 

Creemos que el Espíritu Santo lleva a cabo este trabajo de renovación en nuestras vidas, ayudándonos a crecer en la unión de amor con nuestro Padre Celestial y a caminar en obediencia a Su voluntad.

 

Creemos que la iglesia de Jesucristo está formada por todos aquellos que lo conocen como su Salvador y Señor, independientemente de las creencias confesionales.